Melany Saray es una joven deportista del departamento de Santander. Hoy, con concentración y una mirada contenida, representa a su región en los Juegos Intercolegiados 2025, un escenario donde cada movimiento cuenta y la concentración es su mejor aliada.
Desde muy niña Melany encontró en el karate una forma de expresarse. ??Me enamoré del deporte, dice. Me gustaba entrenar y poco a poco fui dedicando más horas de mi vida entre el estudio y los entrenamientos??. Recuerda con gratitud a su primer sensei, quien con paciencia y constancia la guió en los inicios. Esa confianza temprana fue el impulso que la llevó a no rendirse nunca.
"Un día normal de entrenamiento puede ser muy exigente, cuenta. Trabajamos tanto lo físico como lo mental, que es igual de importante. A veces entrenamos dos horas, otras hasta cinco, siempre buscando mejorar en lo técnico y en lo físico. La idea es dar lo mejor en cada sesión".
Esa rutina rigurosa ha moldeado no solo su cuerpo, sino también su carácter. Cada golpe, cada giro, cada respiración controlada revela las largas horas que Melany dedica a perfeccionar sus movimientos. En el tatami, su presencia impone respeto: la suavidad de su voz se transforma en determinación y fuerza contenida, una mezcla de disciplina y pasión que la impulsa a superarse. En sus movimientos se adivina el futuro de una atleta que sueña con llegar a unos Juegos Olímpicos y dejar el nombre de su país en lo más alto.
Participar en los Juegos Intercolegiados ha sido para ella una experiencia inolvidable. "Estoy muy feliz de estar aquí, dice con una sonrisa. Este espacio me ha permitido ponerme a prueba y ver cuánto he mejorado, tanto en la parte técnica como en la mental".
Su familia ha sido un pilar fundamental en su camino deportivo. Melany habla de ellos con orgullo y gratitud. "Siempre me apoyan en todo. Sé el esfuerzo que hacen para acompañarme, y eso me motiva a seguir adelante".
Para deportistas como Melany, que hoy compiten para alcanzar el triunfo, los Juegos Intercolegiados son un punto de partida, una oportunidad para probarse, crecer y entender que en el deporte hay un camino de vida. Melany lo sabe bien: la fuerza que proyecta nace de su disciplina, de esas jornadas largas de entrenamiento y del convencimiento de que, con esfuerzo, todas las metas pueden alcanzarse.
